Dentro de la gran familia humana hay hombres y mujeres que se encuentran inclinados de manera innata en tratar de comprender; lo que habita dentro de sí mismo, descubrir lo que existe a su alrededor y
la necesidad de pertenecer y colaborar en un propósito superior a sus fuerzas. Es por ello que existen Órdenes y Fraternidades Iniciáticas como la Masonería, que sostiene un propósito en el funcionamiento social. Sus miembros participan enérgicamente en su crecimiento personal y fortalecen los principios y valores Universales como los ya conocidos Libertad, Igualdad y Fraternidad.
 

No hay una fecha cierta del origen de la Masonería, ya que su filosofía es inherente al progreso de la Humanidad, su influencia se encuentra desde los antiguos constructores medievales y sus misterios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No obstante, su origen oficial se considera al institucionalizarse, el día 24 de Junio del año 1717, con la fundación de la Gran Logia Masónica de Londres, una vez instituida y extendida por el mundo, sus miembros agremiados en diferentes ritos y asambleas compartían un espacio simbólico destinado al estudio de las ciencias, las artes e inspiración divina, además de un conocimiento reservado entre sus Aprendices, Compañeros y Maestros dentro de la Orden; a este sitio se le conoce como Templo ó Taller, que está compuesto esencialmente de una cultura universal y secretos que se encuentran vigentes hasta nuestros días. En sus recintos convergen la libertad de culto de cada integrante, refiriéndose así al Gran Arquitecto del Universo, como representación máxima de la Divinidad.
 

La labor Masónica tiene como finalidad mejorar la condición social guiada esencialmente por el trabajo, la filantropía y la educación, en ella también han pertenecido personajes célebres de la historia;
artistas, políticos, científicos, educadores y filántropos que han contribuido positivamente a la sociedad y su progreso.